sábado, 28 de marzo de 2009

Tarde gatuna

El jueves pasamos una interesante tarde estudiando la colonia de Felis silvestris catus (gato doméstico) que merodea desde hace años en la seguridad de la huerta y el corral.

Por ahora son cinco los ejemplares que se han mostrado a nuestra vista, aunque sólo hay fotos de cuatro de ellos (un supuesto siamés no asomó el hocico durante suficiente tiempo como para quedar retratado).









Una colonia de gatos callejeros sometida a un adecuado cuidado puede pasar de ser un posible problema sanitario a una solución eficaz frente a las plagas de roedores.

Para ello es necesaria la administración de un correcto aporte nutricional y la aplicación de una pauta de vacunaciones y desparasitaciones que garanticen el buen estado de salud de los integrantes de la colonia y la falta de riesgo sanitario para los humanos que, directa o indirectamente, entren en contacto con ellos.

Dentro del ciudado de la colonia callejera un punto muy importante es el control de la natalidad, mediante un sistema conocido como Capturar-Esterilizar-Soltar. Consiste en la castración de machos y hembras a los que se devuelve a su medio natural en un corto lapso de tiempo (el suficiente para recuperarse de la cirugía, ya que muchas veces son gatos adultos no potencialmente adoptables).

No se debe tener ningún prejuicio hacia la castración, se trata de una cirugía que no prococa ningún perjuicio al gato y va a eliminar una serie de comportamientos que causan perjuicio al vecindario y, en ocasiones, al propio animal.

Se suprimen los ruidosos celos de las gatas, se evitan las peleas entre machos (que pueden transmitirse gravísimas enfermedades al morderse), se reduce el riesgo de padecer determiandos tumores y se mantiene estable la población total.

Es una utopía pensar que por causa de la castración de una colonia van a desaparecer todos los gatos del vecindario una vez que se vayan produciendo fallecimientos. Nuevos gatos procedentes de las proximidades colonizarán el territorio y el ciclo comenzará de nuevo.

A simple vista puede parecer extraño que uno de los puntos del cuidado de la colonia callejera sea la alimentación, pero siempre es más saludable para el gato y el vecindario que éste se alimente correctamente en vez de con las sobras que pueda encontrar en los contenedores de basura, como generalmente sucede.

Habrá entre los lectores quien piense que ese comportamiento no desaparecerá. Quizá no lo haga completamente, pero se limitará visiblemente si los gatos tienen una fuente de alimento y agua a su disposición.

Por otra parte no es de temer que en estas condiciones el vecindario se llene de gatos, altratarse de un animal extremadamente territorial no es frecuente que la colonia acepte nuevos miembros ni permita los merodeos de felinos ajenos a la misma.

El suministro de alimento no es incompatible con el objetivo de mantener a raya a los roedores. Esto se explica porque la sola presencia de los gatos reduce drásticamente la actividad de los primeros, además de que un gato callejero mantendrá toda su vida el instinto predatorio.

Como podéis ver, el cuidado y control de una colonia de gatos es un proceso un tanto complejo que conlleva gastos desde el punto de vista económico y, sobre todo, en tiempo. De ahí que aún no hayamos tomado una decisión acerca de si emprender esa tarea o no, pero de momento intentaremos mejorar el estado sanitario de la colonia dentro de nuestras posibilidades.

Un saludo.

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